martes, 25 de diciembre de 2012

...els turrons i les neules pasen factura...

Buenas!

Que agradable día hoy para bajar los turrones, las neules y los mazapanes... ya que mañana toca el canelons de la mama! He querido comenzar con esta imagen porque es clara y reveladora de lo sucedido. Ni en Tomàs Molina o en Picó (no el del turrón sino el otro).

Hoy, ya sin molestar a nadie, decidí salir un rato con la burra por Collserola (tanta alfalfa le ha sentado mal y tiene que bajar esos quilos de más), idílica montaña que hace de muralla natural (junto al mar) de la Ciutat Comptal.
Es precisamente el carácter de barrera que ejerce sobre el Plà de Barcelona, lo que ha propiciado el estancamiento de una espesa niebla. Desde la ciudad solo eran visibles nubes y más nubes en lo que presagiaba algo de lluvias.

Una salida no muy temprana, después de almorzar fuerte (pa amb tomàquet i fuet), comenzó la jornada poco por encima de la decena de grados. Una larga vuelta, para calentar dirían algunos o por miedo dirían otros, desde el Cuartel del Bruc hasta la Avda del Tibidabo (donde comienza el Tramvia Blau). La carretera libre de vehículos hasta llegar a la Carretera de les Aigües, muy transitada de corredor@s (alguno con gorrito) y algún que otro ciclista.

Una vez cruzada la Carretera de Vallvidrera, existe un corriol (el que veis en imagen) que sube hacia una pista que transcurre por detrás de la montaña. Aquí me esperaba Monsiuer Massó en forma de caída torpe (¡p _ _ _ _ calas!) en la que por unos instantes perdí mis queridas gafas (que se encontraban descansando detrás de un arbusto). Sí, la codicia me pudo y tuve que bajar por donde vine. Tras ello lo volví a intentar por otro camino, la subida a Sant Pere Màrtir. Antiguo batallón de guerra, sirvió al ejército Republicano como batería antiaérea durante la Guerra Civil.

La niebla se cerró, por lo que el uso de gafas hacía impracticable la visión. He tenido la ocasión de subir por este camino en numerosas ocasiones, pero jamás de esta manera. ¡Fabulosa subida!


Tras un breve descanso, al salir de la pista tomé camino hacia Vallvidrera, donde me entraron ganas de bajar para encarar la subida del Revolt de les Monges. Pista muy húmeda (como era de esperar) con mucha hojarasca que, junto con unas ruedas muy gastadas, dificultaba la subida.

Finalmente, acabé saliendo en la Carretera de Sant Cugat (o San Cocufato) para torcer hacia el Tibidabo. La excursión acabó contemplando un mar de nubes que cubría todo el Barcelonés, ambos Valleses y se extendía hasta donde alcanza la vista. Algunos monumentos catalanes vislumbraban por encima de ellos, como la Torre de Collserola, Montserrat, el Montseny o la Serra de l'Obac (donde queda pendiente una visita).


Medley.

1 comentario:

Unknown dijo...

Wowwwwww, quina preciositat de dia! I m'han entrat ganes d'anar a fer la pujada de Sant Pere ara mateix. Per cert, les teves reflexions finals presi no tenen preu xDDD