Subida al dipòsit

Compañer@s,

Últimamente se me ha recriminado que, como presidente todo poderoso, no escribo nada. Como podéis observar hace casi 20 días que por aquí no pasaba nada... bueno no del todo, porque hemos ido saliendo. A raíz de la crítica de nuestro tesorero, he querido sacar del cajón de mierda (perdonen queridos lectores por el lenguaje) una de las últimas salidas que hicimos: la subida al dipòsit de la Vallensana.

Se trata de una subida que se divide en tres tramos y que puede hacerse por diversos puntos. Nosotros, escogimos subir desde Montcada i Reixac por la carena que lleva a la antena situada en el Turò d'en Moià. Para un servidor, esa tachuela es como un corte con un papel entre los dedos o como una espina entre la carne y la uña... ¡muy puñetera! Son porcentajes que se escapan, pero lo más difícil es mantener el equilibrio por un piso extremadamente descarnado, con una agarre nulo y con gran cantidad de baches que provocan la constante pérdida de adherencia de la rueda delantera.

Ahora viene lo bueno... mis queridos lacayos, Rubén y David no fueron capaces de subir ni la primera rampa. Aquí ya sabéis que nunca recriminamos nada, cada uno con sus fuerzas, pero desde que mostré debilidades subiendo, se cuestiona mi liderato y eso no puede ser. Así que en el primer tramo de subida, ya se doblegaron y rindieron pleitesía. El muro duro se encuentra a mitad de camino, donde todos -incluido yo- tuvimos que poner pie a tierra.

Después de un pequeño tentempié, Zayas comenzó -como no- ha hablar de comida, salchichas de 25 cm... bueno, la conversación degeneró muchísimo y decidimos proseguir. Un breve descenso, donde Mr. Hazmelotu nunca pasa del límite de velocidad -de un caracol, para enlazar con la carretera BV-5011 hasta el cruce, donde empieza la subida al dipòsit.

Aquí algunos comenzaron a achacar la falta de fuerzas a un mal desayuno, pero aun así -y es digno de alabar- continuaron hasta arriba. Con la lengua por los suelos, mis queridos lacayos, fueron subiendo. Aun esperándoles no conseguían seguirme la rueda, por lo que la subida se me hizo eterna. Pero merecío la pena, sobretodo para poder escribir este post.

Las declaraciones de estos dos globeros no tienen pérdida. Lo bueno es que no sabían que un servidor frecuenta a menudo esta sierra para entrenar. El resto de la salida... no tiene nada destacable, aparte de la desilusión de no tomarnos ni una mísera cerveza por culpa del GPS de Zayas.

Así que, compañeros, antes de meteros un superior, pensadlo bien porque siempre os puede dar matarile!


Marcos